Obtención de telas hidrófobas mediante microestructuración
Obtención de telas hidrófobas mediante microestructuración
Petición / Problema
Nuestro cliente es fabricante de telas sintéticas y quiere mejorar su hidrofobicidad con el fin de reducir la adhesión de las machas durante su uso habitual.
Objetivo
Potenciar la característica de fácil limpieza de las telas sin sustituir o aditivar el tejido. Finalmente, la técnica seleccionada para mejorar la hidrofobicidad de las telas fue la microestructuración.

Solución ATRIA
Entre todas las técnicas que actualmente trabajamos en ATRIA, se seleccionó la microestructuración funcional como la mejor opción para generar hidrofobicidad en los tejidos de nuestro cliente. El motivo por el cual se ha seleccionado esta técnica con respecto a los recubrimientos o aditivación es que no necesita la introducción de nuevos compuestos químicos en el producto o proceso de producción. Estructurando la superficie del tejido se pueden conseguir efectos hidrófobos.
En primer lugar, se realizó una fase de estudio bibliográfico, de la que se extrajeron varias microestructuras interesantes para mejorar la hidrofobicidad de plásticos. Entre todas las microestructuras, se escogieron 9, las cuales se probaron a escala laboratorio mediante la técnica de estampación en caliente.
Esta técnica permite probar muchas estructuras a escala laboratorio para seleccionar aquella que mejores propiedades presente antes de pasar a la etapa de pruebas piloto en rodillos microestructurados.
Asimismo, durante estos ensayos, se optimizaron los parámetros clave del proceso como, por ejemplo, la presión y la temperatura. Se definieron con cuales se conseguía una elevada transferencia de la microestructura al tejido.
Una vez marcadas todas las microestructuras en el tejido, se evaluó la transferencia final mediante microscopía confocal. Para ello, se mide la profundidad de la microestructura obtenida en las telas.
Además, se comprobó la mejora de hidrofobicidad que habían obtenido las telas con cada microestructura. Para ello se utilizó un goniómetro con el cual es posible medir el ángulo de contacto estático que forma el líquido con la superficie del tejido.
Finalmente, se seleccionó una microestructura con la que consiguió obtener un ángulo de contacto mayor de 120º, por lo que se obtuvieron telas superhidrófobas.